En nuestra sociedad moderna, el estrés permanente está causado principalmente por los avances acelerados, la digitalización y el ritmo frenético de la vida cotidiana. Las situaciones de estrés constante pueden provocar un síndrome de burnout y, durante la situación de pandemia que vivimos, estas se han intensificado.
En particular, las restricciones de la vida diaria, el cierre de escuelas y guarderías con la consiguiente educación en casa, el teletrabajo, así como la inseguridad y la preocupación constante por la salud se han convertido en algo habitual para muchas personas. No solo los adultos tienen dificultades para gestionar el trabajo y la vida cotidiana en estos tiempos difíciles, los niños y los jóvenes también están sometidos a una gran preocupación y manifiestan sentimientos de tristeza y soledad. ¿Cómo se puede paliar el estrés y la amenaza del burnout? ¿Qué ayuda nos ofrece la microinmunoterapia para la salud mental?
Aumentan las enfermedades mentales en niños y adolescentes
Aunque la infección afecta en menor medida a los niños, lo cierto es que sus circunstancias y consecuencias también les han impactado terriblemente. Según los expertos, algunas de las principales razones que han causado sobrecarga en los más jóvenes son:
- Clases presenciales irregulares o falta de clases.
- Déficits en cuanto a educación y desarrollo.
- Escaso contacto con compañeros y amigos.
- Tensiones o peleas familiares (el estrés de los padres se transmite a menudo a los hijos).
- Falta de deporte y ejercicio al aire libre.
Muchas horas delante del ordenador, con la tablet o el teléfono móvil (clases en línea, actividades de ocio…).
Este cambio en las rutinas, a menudo sanas para los más pequeños, han generado, en este sector de la población, sentimientos de soledad y tristeza, de miedo, incertidumbre y preocupación por su futuro, de rabia e impotencia, de ansiedad, pero también problemas de atención y de sueño, trastornos alimentarios, etc.
Cabe destacar que las actividades y los estímulos son especialmente importantes para el desarrollo de los niños. Sobre todo, los niños y adolescentes aprenden a afrontar determinadas situaciones y circunstancias al relacionarse con sus compañeros fuera de las cuatro paredes del hogar.
Los psicólogos infantiles también hacen hincapié en la importancia del deporte y otras actividades físicas, que no solo ayudan a los niños a familiarizarse con su propio cuerpo, sino también a experimentar el trabajo en equipo, afrontar la crítica y aprender a ganar y perder. Además, el deporte ayuda a reducir el nivel de estrés. Y es que, aunque el deporte también libera las llamadas hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol, el ejercicio frecuente ayuda a regular su liberación, así como las cantidades de estas hormonas. Esto redunda en que las personas que practican deporte suelen reaccionar con más calma en las situaciones de estrés cotidianas. Al mismo tiempo, el deporte parece aumentar la concentración de las llamadas hormonas de la felicidad, como la serotonina y la dopamina.
¿Qué ocurre en el cuerpo cuando sufrimos estrés?
El estrés, y sobre todo el estrés prolongado y crónico, afecta a todo el organismo. Lo pone en alerta permanente, lo que lleva a la persona a un estado de agotamiento. En situaciones de estrés agudo el organismo libera hormonas como la adrenalina y el cortisol. Estas son importantes para hacer frente a posibles situaciones de lucha o huida e influyen en todas las demás áreas corporales. Por ejemplo, los bronquios se dilatan, la respiración se hace más rápida y superficial, aumenta la frecuencia cardiaca y la presión arterial, los músculos se tensan y la digestión se retarda. Sin embargo, cuando el estrés es prolongado, el cuerpo no es capaz de volver a su estado normal, sino que se mantiene en la situación excepcional. El estrés crónico priva al organismo de importantes fases de regeneración.
En particular, el estrés constante genera una sobrecarga en el cerebro que con el tiempo hace que la memoria y la concentración se resientan. Las enfermedades cardiovasculares, los trastornos gastrointestinales, las enfermedades de la piel y los dolores musculares también pueden ser fruto del estrés constante. El estrés también acorta los telómeros (extremos de los brazos de los cromosomas), lo que provoca un envejecimiento prematuro de las células.
El sistema inmunitario también se pone en estado de alerta durante las situaciones de estrés, sin embargo, se debilita cada vez más por el aumento de las concentraciones de cortisol. La hormona del estrés inhibe el funcionamiento del sistema inmunitario, lo que eleva considerablemente el riesgo de padecer infecciones. Y un sistema inmunitario debilitado afecta a su vez a todo el organismo. Si este pilar fundamental de la salud se debilita, favorece el desarrollo de otras enfermedades.
La microinmunoterapia en la salud mental
Aquí es donde entra en juego la microinmunoterapia, comunicándose suavemente con el sistema inmunitario, al utilizar las mismas sustancias mensajeras del propio organismo. Estas sustancias mensajeras (citoquinas) están presentes en dosis muy bajas (low doses y ultra-low doses), por lo que la terapia es muy bien tolerada. No interviene de forma agresiva, sino que ofrece apoyo para fomentar la reacción propia del organismo. De este modo, el sistema inmunitario es guiado de nuevo por el camino correcto para llevar a cabo sus funciones.
Dado que la microinmunoterapia no es complicada de aplicar y es muy bien tolerada, también se puede utilizar en la infancia para tratar algunas dolencias de forma complementaria. Al fortalecer el sistema inmunitario del niño, puede ayudar a disminuir la susceptibilidad a las infecciones y otras enfermedades. Además, la regulación del sistema inmunitario ayuda a reducir los niveles de estrés de manera duradera.
Como con cualquier tratamiento, antes de empezar a tomar microinmunoterapia siempre se recomienda consultar a un profesional sanitario formado en el campo.
Otras medidas para prevenir el estrés y el burnout
La microinmunoterapia es un tratamiento que puede utilizarse además de otras medidas para combatir el estrés y el burnout. Otras medidas importantes para la salud de la psique y el cuerpo son las psicoterapias, la observación de fases de descanso y los ejercicios de relajación específicos, dormir las horas suficientes, seguir una dieta sana y hacer ejercicio al aire libre. Las experiencias y actividades agradables también pueden reducir el nivel de estrés y contribuir a la regeneración. Para que el cuerpo recupere la homeostasis (equilibrio), también es importante encontrar el desencadenante del estrés y eliminarlo si es posible.