¿Alguna vez te has preguntado cómo nuestro cuerpo pone fin a la inflamación sin que se descontrole? ¿O cómo evita que nuestro sistema inmunitario nos ataque? La respuesta está en los linfocitos T reguladores (Treg), uno de los cuatro tipos principales de linfocitos T, que actúan como auténticos guardianes de nuestro equilibrio inmunológico.

Linfocitos T reguladores: definición y tipos

Se trata de un tipo especializado de células que se encargan de suprimir la respuesta inmunitaria, tanto fisiológica como patológica, para mantener la homeostasis (el equilibrio inmunitario) esencial que garantice nuestro bienestar general.

Podemos destacar dos subtipos principales de linfocitos T reguladores. Naturales vs. Inducibles:

  1. Células Treg naturales:
    • Origen: en el timo, durante la maduración de los linfocitos T.
    • Función: reconocen antígenos propios y e inhiben o reducen la actividad de una amplia gama de células inmunes, entre las que se encuentran otros tipos de linfocitos T, células dendríticas, células NK, macrófagos, linfocitos B, mastocitos, basófilos y eosinófilos.
  2. Células Treg inducibles:
    • Origen: en tejidos periféricos, a partir de linfocitos T CD4+ naive (células «inexpertas» que aún no se han especializado).
    • Función: secretan citoquinas que inhiben y desactivan la actividad inflamatoria.

Esta diferenciación nos permitirá comprender cómo el cuerpo mantiene la tolerancia inmunológica en diferentes contextos.

Funciones clave: control inflamatorio y tolerancia inmunitaria

Los linfocitos T reguladores desempeñan dos funciones cruciales. La primera consiste en “apagar” la respuesta inmunitaria, es decir, prevenir respuestas inmunitarias excesivas o inapropiadas. Cuando nuestro sistema inmunitario ha vencido al agresor, estos linfocitos T comienzan unos procesos encaminados a disminuir la inflamación. ¿Cómo lo hacen? Ponen en marcha mecanismos que frenan el crecimiento y maduración de células inmunitarias, inducen la apoptosis (muerte celular programada) de leucocitos activos, promueven la fagocitosis de células inmunes muertas y, por último, inhiben la secreción de mediadores inflamatorios. De este modo, se recupera la situación basal del organismo.

La segunda función consiste en tolerar lo propio, es decir, eliminar linfocitos autorreactivos para evitar que el sistema inmunitario ataque las células propias del cuerpo. Estos linfocitos autorreactivos son clones “rebeldes” de linfocitos que reaccionan frente a antígenos propios y que, si llegasen a madurar, darían pie al desarrollo de enfermedades autoinmunes.

Estrategias de supresión inflamatoria de los linfocitos T reguladores

Los linfocitos Treg utilizan cuatro estrategias principales para controlar la inflamación y que son fundamentales para mantener el equilibrio del sistema inmunitario:

En primer lugar, los Treg son productores de citoquinas antiinflamatorias. Estas, al mismo tiempo, inhiben la formación de moléculas proinflamatorias y «apagan» la respuesta inmunitaria cuando ya no es necesaria.

La segunda estrategia es más directa: la citolisis o muerte celular dirigida. Los linfocitos Treg pueden romper la membrana celular de otros linfocitos, deteniendo su desarrollo y actividad. Esto les permite eliminar selectivamente células que podrían estar contribuyendo a una inflamación excesiva o perjudicial.

La tercera táctica de los Treg implica la modulación del microambiente inmunológico, es decir, poder influir en el comportamiento de varios tipos de células de forma simultánea. Esto lo consiguen a través de la producción de adenosina, una molécula con fuertes efectos inmunosupresores que actúa de dos maneras: estimula la producción de más citoquinas antiinflamatorias y, simultáneamente reduce la capacidad efectora de los linfocitos B, las células responsables de la producción de anticuerpos.

Finalmente, los Treg emplean una estrategia de supresión directa a través de receptores de superficie inhibitorios, los cuales expresan moléculas que suprimen directamente la actividad de los linfocitos efectores. Esta interacción célula a célula permite a los Treg tener un control preciso y localizado sobre la respuesta inmunitaria.

Microinmunoterapia y modulación de la actividad de los Treg

La microinmunoterapia es un enfoque terapéutico que tiene como objetivo modular el sistema inmunitario utilizando citoquinas y otros mensajeros inmunológicos.

No se ha demostrado que la microinmunoterapia tenga una acción específica sobre los linfocitos T reguladores. Sin embargo, al regular el estado del sistema inmunitario, esta favorece un microambiente en equilibrio de citoquinas que influyen de las siguientes maneras sobre los linfocitos T reguladores:

  1. Equilibrio de la función Treg: puede ayudar a restaurar el equilibrio en situaciones donde la función de los Treg está alterada, ya sea por exceso o por defecto.
  2. Modulación de citoquinas: al administrar dosis bajas de citoquinas específicas, puede influir en la producción de IL-10 y TGF-ß por parte de los Treg.
  3. Apoyo en enfermedades autoinmunes: puede potenciar la función supresora de los Treg en condiciones donde el sistema inmune ataca al propio organismo.
  4. Complemento en terapias oncológicas: en algunos casos, puede ayudar a modular la actividad de los Treg para mejorar la respuesta inmune contra tumores.

Por ende, dentro de una estrategia terapéutica, la microinmunoterapia podría ayudar a modular la respuesta de los linfocitos T reguladores.

Gracias a su composición fisiológica y a su formulación en bajas dosis, los tratamientos de microinmunoterapia son generalmente compatibles con cualquier otro tratamiento y presentan una buena tolerabilidad, adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente y su condición inmunológica.

Conclusión

Los linfocitos T, en sus cuatro formas principales – citotóxicos, cooperadores, de memoria y reguladores – son19 pilares fundamentales de nuestro sistema inmunitario. Concretamente, los linfocitos T reguladores dominan el control de la inflamación y el mantenimiento del equilibrio inmunitario. Su capacidad para «apagar» la respuesta inmune y mantener la tolerancia a lo propio los convierte en piezas clave de nuestra salud, por lo que comprender y aprovechar sus mecanismos abre un mundo de posibilidades.

 

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