Con el avance de la pandemia se ha extendido el uso del término Long COVID o COVID persistente. Pero ¿qué es? ¿Qué síntomas presenta? ¿Se puede curar? ¿Tiene tratamiento? ¿Cuánto dura? ¿Puede afectar a bebés o a niños? Esta nueva afección nos presenta muchos interrogantes. Veamos de qué se trata y cuáles pueden ser sus síntomas o secuelas más frecuentes.

¿Qué es el COVID persistente? 

La infección por el virus SARS-CoV-2 puede producir, después del episodio agudo, un síndrome multiorgánico de larga duración llamado Long COVID o COVID persistente. El cuadro puede oscilar entre una afección leve a casos graves que pueden producir la incapacidad permanente. No se trata de una reinfección por el mismo virus sino de secuelas debidas al daño producido durante el episodio agudo. Por tanto tampoco se contagia en sí mismo.

La prevalencia de síntomas continuos en personas que pasaron la infección oscila entre el 32.6% al 87% (no se excluyen las personas vacunadas). También se han descrito casos en niños y adolescentes pero no se pueden extraer conclusiones en este sector de población debido a las limitaciones de los estudios. Si aproximadamente se han infectado hasta ahora 221 millones de personas y un 30% sufriría COVID persistente, habría 66 millones de personas afectadas, lo que supone un problema de salud mundial sin precedentes.

¿Cuánto dura el Long COVID?

Si los síntomas permanecen durante un tiempo de más de tres semanas hablamos de COVID postagudo, si duran más de 12 semanas ya hablamos de COVID crónico, Long COVID o COVID persistente.

¿Por qué se produce el COVID persistente?

Principalmente por dos mecanismos:

  1. Daño tisular directo. El virus entra en las células a través del receptor de la enzima ACE2, que posee una amplia ubicación (a nivel nasal, páncreas, gastrointestinal, renal, en piel endotelio) y daña las células de los tejidos. A nivel del endotelio el virus produce un estado de pro-coagulación.
  2. Desregulación del sistema inmunitario con aparición de células T autoreactivas con mecanismos similares a los de la enfermedad autoinmune.

La gran variedad de secuelas producidas se pueden agrupar según el sistema fisiológico que está afectado.

COVID PERSISTENTE  Y SECUELAS RESPIRATORIAS 

Los síntomas respiratorios siguen siendo los predominantes en la mayoría de pacientes durante la enfermedad aguda. También a largo plazo se ha encontrado la permanencia de sintomatología respiratoria como es la disnea, dolor de garganta, tos por esfuerzo, fatiga post COVID dependencia de oxígeno, fibrosis pulmonar, etc.

Por una parte, la acción directa del virus en las células epiteliales alveolares produce su muerte. Y, por otra parte, estas células muertas producen una reacción inflamatoria con un aumento de citoquinas, linfocitos, macrófagos y fibroblastos que originan la fibrosis de los tejidos.

COVID Y SECUELAS CARDIOVASCULARES

En un estudio en pacientes ingresados por COVID se observó que el 46% presentaba un ecocardiograma anormal, aunque previamente no tenía patología cardiaca. Los efectos cardiacos de la infección por SARS-CoV-2 también pueden prolongarse: dolor torácico, palpitaciones, síndrome de taquicardia postural, miocarditis…

El 7,5% de los miocitos del corazón expresan la enzima ACE2, lo que les hace sensibles a la entrada directa del virus. Una vez dentro, el antígeno viral produce una respuesta inmunitaria mediada por linfocitos T y resultando una inflamación cardiaca asociada.

COVID Y SECUELAS HEMATOLÓGICAS

Especialmente en pacientes graves, la COVID promueve un estado de hipercoaguabilidad por disfunción del epitelio vascular, aumento de citoquinas inflamatorias e hipoxia. El riesgo de sufrir un trombo es mayor dentro de las 2-4 semanas postinfección, posteriormente el riesgo disminuye. Existen estudios en marcha que valoran el uso de tromboprofilaxis en COVID y la disminución de la mortalidad posterior al alta.

COVID Y SECUELAS NEUROPSIQUIÁTRICAS

Los síntomas neuropsiquiátricos se han convertido en la carta de presentación del COVID prolongado. Pérdida de memoria, niebla mental, mareos, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, dificultad de concentración, disminución de fluidez verbal, pérdida de capacidad ejecutiva son las secuelas neurológicas más observadas en el Long COVID. A nivel psiquiátrico y de salud mental lo son: ansiedad, depresión e insomnio.

La inflamación sistémica y daños cerebrovasculares son mecanismos prioritarios sobre el daño viral directo a nivel de células nerviosas.

COVID Y SECUELAS DERMATOLÓGICAS

Pocos pacientes han continuado con manifestaciones dermatológicas a los 6 meses de haber sufrido la infección. El exantema maculopapular, las erupciones, urticaria, etc., que eran más frecuentes en niños que en adultos, normalmente se curan en su totalidad.

La caída del cabello o efluvio telógeno suele ocurrir dentro de los 6 meses post-infección y con el tiempo se recupera.

COVID Y SECUELAS DE LA DIABETES

La diabetes se considera un factor de riesgo para sufrir una forma grave de la infección. Además durante la infección se han asociado episodios de hiperglucemia y descompensación aguda diabética.

No está claro cuántos pacientes a quienes se les diagnostica diabetes después de la infección por SARS-CoV-2 ya lo tenían previamente, pero se ha visto que se puede producir una resistencia a la insulina debido al estado inflamatorio y la disminución de la capacidad secretora de las células pancreáticas. Tampoco está claro si esa nueva diabetes post COVID es permanente o puede llegar a curarse.

COVID Y SECUELAS RENALES

El riñón puede quedar dañado por la aparición de microtrombos. Con frecuencia se observan daños en el túbulo y en el glomérulo. En un estudio, el 14% de los pacientes hospitalizados quedaron con una disfunción renal recurrente y, en otro, un 13% tenían una función disminuida después de haber tenido una función renal sana antes de la infección.

COVID  PERSISTENTE Y PROBLEMAS DIGESTIVOS

La función hepática suele alterarse en la fase aguda de la enfermedad, pero los pacientes suelen mejorar en semanas o meses post infección.

A nivel gástrico o intestinal pueden persistir síntomas como diarrea, dolor abdominal, pérdida  apetito. Esto puede deberse a la replicación del virus en el intestino ya que se ha encontrado eliminación fecal del virus durante un tiempo prolongado. Esto podría tener repercusiones en el microbioma aunque aún no se conocen los efectos a largo plazo.

COVID Y SECUELAS MUSCULOESQUELÉTICAS

El cansancio o fatiga, dolor muscular y articular son síntomas frecuentes del COVID persistente. Se produce un daño viral directo ya que tanto en las células musculares como en el tejido sinovial existe alta proporción de receptores ACE2. En el caso de enfermedad muy grave con periodos largos de reposo en cama y desnutrición, puede producirse una atrofia muscular catabólica cuyas repercusiones físicas pueden durar años. En estos casos es muy importante cuidar la alimentación y la rehabilitación.

COVID Y SECUELAS GENITOURINARIAS

En pacientes del sexo masculino se ha sugerido que la infertilidad puede ser una secuela a largo plazo ya que se ha detectado carga viral en el semen y las gónadas masculinas presentan una mayor expresión de los receptores ACE2, haciéndolas más susceptibles a la invasión por el virus. Se ha encontrado disminución de las hormonas masculinas y orquitis viral en un porcentaje elevado de los hombres infectados.

¿Cómo saber si tengo COVID persistente? ¿se puede curar?

Si después de la infección aguda por el virus SARS-CoV-2 los síntomas permanecen durante un tiempo prolongado, lo más adecuado es consultar con un profesional médico para que haga un seguimiento de la situación. Como hemos visto, los síntomas pueden variar mucho de persona a persona, igual que la gravedad de los mismos. Por ello es necesario analizar la situación de cada persona y que el profesional sanitario aconseje un plan de rehabilitación y recuperación adaptado al paciente en base a su sintomatología, su historial y sus analíticas. En ocasiones, existen en los centros médicos unidades de atención a pacientes con Long COVID formadas por un equipo de profesionales de distintas disciplinas para realizar una revisión completa de la persona.

¿Puede ayudar la microinmunoterapia en el Long COVID? 

La microinmunoterapia es una terapia centrada en la restauración y normalización de la respuesta inmunitaria, que es central para ayudar al organismo a hacer frente tanto a una infección como a sus consecuencias y desequilibrios derivados.

Cabe destacar que síntomas como el cansancio, la fatiga crónica, así como varias de las alteraciones mencionadas en el Long COVID, pueden deberse a procesos inflamatorios subyacentes y a la desregulación de las vías y reacciones inmunitarias normales como consecuencia de la infección. El agotamiento inmunitario fruto de la defensa antiviral también puede ocasionar estados de inmunodeficiencia transitorios que a su vez pueden asociarse, entre otros, con la reactivación de virus latentes en el organismo, como el virus de la mononucleosis o un herpes zóster.

Las soluciones terapéuticas que existen en microinmunoterapia son amplias y variadas, y pueden ayudar tanto de forma más global a restaurar el equilibrio inmunitario como a hacer frente específicamente a procesos inflamatorios o a varios de los factores implicados en la progresión y persistencia del cuadro del Long COVID, como pueden ser las reactivaciones virales. En base al historial médico individual y los análisis de laboratorio, un profesional sanitario formado en el campo puede analizar cuáles son los desequilibrios inmunitarios que se están dando y aconsejar el tratamiento más adaptado al caso particular del paciente.

BIBLIOGRAFÍA

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