Las enfermedades autoinmunes afectan entre el 3% y el 5% de la población general y suelen ser crónicas, pudiendo afectar a uno o varios órganos de forma simultánea.

Uno de los motivos por el que no enfermamos es porque el organismo cuenta con un mecanismo de defensa denominado sistema inmunológico. Se trata de un conjunto de estructuras y procesos biológicos que protegen al cuerpo de las enfermedades, identificando y combatiendo las células patógenas y cancerosas.  Al mismo tiempo, este sistema tiene la capacidad de distinguir entre lo propio y lo ajeno, es decir reconocer a las propias células, tejidos y órganos y no atacarlas.

No obstante, en ocasiones esta capacidad, denominada autotolerancia, está alterada o falla. En lugar de reconocer y combatir a patógenos externos, las defensas del cuerpo se confunden y dirigen su agresión hacia órganos y sistemas internos. Así, se pone en marcha una respuesta exagerada y violenta frente a estos, atacando las células y tejidos sanos y dando lugar a enfermedades autoinmunes.

¿Qué es lo que no funciona en la enfermedad autoinmune?

Existe un proceso fisiológico llamado eliminación o selección clonal negativa, que es clave para que las células inmunes sepan discernir entre los elementos del propio cuerpo y los antígenos extraños. Este proceso se realiza en dos etapas y en dos lugares principalmente: en la médula ósea para las células B y en el timo para los linfocitos T. Cuando estas células son inmaduras, se exponen de manera masiva a antígenos propios. Si se produce un reconocimiento y una unión fuerte e inapropiada entre esa molécula del huésped y la célula inmune, esta última se elimina o se impide que continúe su desarrollo, ya que esto indicaría un riesgo de ataque al propio organismo. Para ello, el mismo sistema inmune desencadena una señal de muerte celular programada conocida como apoptosis para eliminar o desactivar esa célula específica y toda su estirpe.

Sin embargo, este proceso no es infalible y pueden ocurrir errores. Algunas células llamadas autorreactivas pueden escapar de la eliminación clonal o persistir en el organismo, lo que puede originar enfermedad autoinmune1.

Factores que pueden propiciar las enfermedades autoinmunes

Si bien la causa exacta de las enfermedades autoinmunes aún no se comprende completamente, se cree que una combinación de factores puede contribuir a su aparición. Entre ellos se incluyen factores genéticos (ej. genes de moléculas implicadas en el reconocimiento de patógenos o en la función de barreras mucosas), desencadenantes ambientales como infecciones virales o bacterianas, desequilibrios hormonales, exposición a toxinas, estrés crónico2 y predisposición familiar. Es importante tener en cuenta que estos factores pueden variar según el tipo de enfermedad autoinmune.

Cabe destacar el rol de los virus y otros patógenos en el desarrollo de autoinmunidad. Estos microorganismos pueden producir autoinmunidad a través de mecanismos diferentes. El más conocido es el mimetismo molecular. Este fenómeno consiste en una reactividad cruzada en la que antígenos microbianos son reconocidos por células autorreactivas por su similitud estructural con moléculas propias.

También se ha visto que ciertos microorganismos son capaces de modificar moléculas propias, dirigiendo la respuesta inmune hacia estas. Asimismo, el daño producido en los tejidos por la inflamación persistente puede provocar la liberación de ciertas moléculas propias que no se encuentran habitualmente en contacto con el sistema inmunitario, siendo así reconocidas como si fueran extrañas al cuerpo.

Tipos de enfermedades autoinmunes

El ataque hacia las células y tejidos sanos del organismo puede desencadenar una amplia gama de síntomas y afectar diferentes partes del cuerpo, como las articulaciones, la piel, los órganos internos y el sistema nervioso.

Existen muchos tipos diferentes de enfermedades autoinmunes, cada una con características y síntomas distintos. Algunas de las más comunes incluyen la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, la enfermedad de Crohn, la esclerosis múltiple y la tiroiditis de Hashimoto. Cada tipo implica la alteración de diferentes sistemas o tejidos en el cuerpo y puede requerir enfoques de tratamiento específicos.

Existen enfermedades órgano-específicas, que afectan a un solo tejido o tipo celular (enfermedad de Adisson, tiroiditis de Hashimoto, diabetes mellitus insulinodependiente o miastenia gravis). Mientras que otras son sistémicas, e incluyen padecimientos que afectan a varios órganos o estirpes celulares (artritis, nefritis, vasculitis, lupus eritematoso sistémico o síndrome de Sjogren).

El rol de la inflamación

La inflamación es una respuesta natural del cuerpo ante una lesión o infección, destinada a proteger y reparar los tejidos dañados. Sin embargo, en las enfermedades autoinmunes, la inflamación se vuelve crónica y descontrolada. Esto implica la liberación de citoquinas y otras moléculas inflamatorias que causan daño a los tejidos sanos. La inflamación persistente puede provocar dolor, hinchazón, fatiga y otros síntomas asociados a las enfermedades autoinmunes. Además, la inflamación persistente también promueve que se activen y proliferen células autorreactivas.

¿Qué hacer si vives con una enfermedad autoinmunes?

Vivir con una enfermedad autoinmune puede ser desafiante. Comprender qué son, los diferentes tipos que existen y cómo la inflamación juega un papel crucial en su desarrollo. Entenderlas nos acerca a la posibilidad de abordar su tratamiento y gestión de manera más efectiva. Del mismo modo, es importante considerar los factores que pueden agravar o complicar la enfermedad y sus brotes porque, ante la falta de un tratamiento que resuelva la enfermedad, tenerlos en cuenta y paliarlos puede suponer un antes y un después en la calidad de vida de quien sufre estas patologías.

Empezando por la alimentación: la salud del tubo digestivo puede mejorar considerablemente la calidad de vida y la sintomatología asociada a los brotes de una autoinmune, en particular patologías que tienen afectación en la esfera digestiva. También reducir el estrés mediante ejercicio regular, un buen descanso y apoyo emocional puede ser clave para afrontar estas enfermedades.

Asimismo, el control de la inflamación y de las infecciones crónicas y reactivaciones virales es imprescindible en las enfermedades, pues son factores de empeoramiento y progresión de estas patologías. En este contexto, como tratamiento inmunomodulador, la microinmunoterapia puede suponer un antes y un después en la calidad de vida de las personas con patologías autoinmune. Dentro de una estrategia médica personalizada y adaptada a cada paciente según su enfermedad y situación particular, puede ayudar a reconducir la respuesta inmunitaria, reducir la inflamación y controlar los trastornos asociados a la reactivación viral.

Recuerda, si sospechas que puedes estar experimentando síntomas relacionados con una enfermedad autoinmune, es fundamental buscar atención médica para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

En este link encontrarás artículos sobre diferentes enfermedades autoinmunes.

Bibliografía

  1. Rose NR. Negative selection, epitope mimicry and autoimmunity. Curr Opin Immunol. 2017 Dec;49:51-55. doi: 10.1016/j.coi.2017.08.014. Epub 2017 Nov 3.
  2. Stojanovich L, Marisavljevich D. Stress as a trigger of autoimmune disease. Autoimmun Rev. 2008 Jan;7(3):209-13. doi: 10.1016/j.autrev.2007.11.007. Epub 2007 Nov 29.

2 comentarios

  1. Hola, me podrías decir que mejora se puede lograr con terapia autoinmune en la producción normal de insulina en el organismo?
    Muchas gracias

    • Mi Sistema Inmune Responde3r

      Gracias por tu pregunta sobre la terapia autoinmune y su impacto en la producción de insulina. Las terapias autoinmunes están diseñadas para modificar o regular el sistema inmunológico y están siendo investigadas como una posibilidad para tratar enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, donde el sistema inmune ataca las células que producen insulina en el páncreas. Su objetivo, en la diabetes, sería es detener o ralentizar el daño a las células beta del páncreas, permitiendo que estas células continúen produciendo insulina de manera normal o al menos mejorada.
      Si estás considerando opciones de tratamiento o tienes más preguntas, te aconsejo discutirlas con un médico especializado que pueda ofrecerte información actualizada y adaptada a tu situación específica.
      Espero que esta información te sea útil.
      Saludos,

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