Las enfermedades de transmisión sexual o ETS son mayoritariamente infecciones (ITS) y son causadas por microorganismos como bacterias, virus o parásitos que se transmiten principalmente a través del contacto sexual.

Las ETS suelen ser comunes en época estival, entre otras infecciones frecuentes en verano. Hoy en día se están convirtiendo en motivo de preocupación, porque su incidencia está aumentando considerablemente en los últimos años. Esto parece ser debido a varios factores: cambios en el comportamiento sexual de jóvenes y adolescentes, con aumento de prácticas de riesgo, aumento del estrés, cambios en la alimentación y alteraciones en la inmunidad.

¿Cuáles son las ETS más comunes?

  • El condiloma acuminado o verrugas genitales es actualmente la ETS más recurrente. Se produce por la infección del virus del papiloma humano, que en hombres puede ser asintomático en muchas ocasiones aumentando así el riesgo de contagio.
  • La clamidia es una ETS causada por una bacteria que parece que se esconde ya que en muchas ocasiones permanece asintomática durante mucho tiempo y a largo plazo puede causar infertilidad y aumento del riesgo de contraer VIH. Por este motivo es importante, además de realizar los tratamientos antibióticos adecuados, hacer un abordaje posterior en el que debe tenerse en cuenta la opción de modular el sistema inmunológico.
  • La gonorrea es otra ITS en la que pueden aparecer síntomas como la secreción de flujo anormal vaginal o uretral, dolor al orinar, sangrado entre menstruaciones, etc. Si no se trata puede causar complicaciones graves como enfermedad inflamatoria pélvica común en mujeres, infertilidad y dolor crónico.
  • La sífilis, que parecía una enfermedad superada, ha reaparecido en los últimos años. Sus síntomas varían según la etapa de la enfermedad. Comienza con la aparición de una llaga indolora que resulta en el punto de inoculación de la bacteria, después de varias semanas la llaga se cura. Puede suceder una fase secundaria con erupciones y síntomas variados; pero en estas primeras fases los síntomas desaparecen aunque no haya tratamiento y por este motivo la enfermedad puede pasar desapercibida hasta etapas posteriores. Sin embargo, si no se trata adecuadamente, puede tener consecuencias muy graves como daño neurológico, problemas cardiacos y ceguera.
  • El herpes genital es una ITS causada por el virus del herpes simple. Aparecen ampollas dolorosas y llenas de líquido en genitales y tejidos cercanos. Una vez que se produce la infección se mantiene en el cuerpo de manera latente o reactivándose en ocasiones en las que la inmunidad se deprime.
  • El virus de la inmunodeficiencia humana o VIH es una de las ETS más preocupante por cómo afecta a nuestro sistema inmunológico. Se transmite a través de los fluidos corporales como sangre, semen y secreciones vaginales y rectales. Si no se trata adecuadamente progresa hacia el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
  • Los casos de viruela del mono aumentaron de manera alarmante tras la pandemia por coronavirus, pero actualmente se ha declarado el final de esta emergencia de salud pública.
  • La tricomoniasis está causada por un parásito unicelular. Los síntomas en hombres pueden ser muy leves y en ocasiones la infección pasa desapercibida lo que favorece su transmisión. Sin embargo, en las mujeres los síntomas son frecuentes e incluyen picazón, enrojecimiento, inflamación, dolor en genitales y durante las relaciones sexuales, aumento del flujo anormal. Las consecuencias de la enfermedad pueden ser graves y afectar a la fertilidad.

Conclusiones

Las enfermedades de transmisión sexual son un problema de salud global que afecta a millones de personas de todo el mundo. Existen factores que aumentan la posibilidad de sufrir una ETS como es principalmente las prácticas sexuales de riesgo. Por ello, es necesario implantar medidas preventivas para disminuir su incidencia como son: una educación sexual adecuada y la detección y tratamientos tempranos adaptados a los pacientes y sus parejas.

Además, es importante considerar el estado de nuestra inmunidad ya que juega un papel crucial a la hora de evitar que estas bacterias, virus o parásitos que entran en contacto con nuestro organismo se repliquen o infecten a nuevas células. Para restaurar el funcionamiento del sistema inmune, podemos contar con la ayuda de la microinmunoterapia. Gracias a las bajas y muy bajas dosis utilizadas, ofrece una buena tolerabilidad y nos permite recuperar y mantener una salud duradera.

Bibliografía

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