La colitis ulcerosa es una enfermedad intestinal inflamatoria crónica que suele cursar en forma de brotes. Las personas afectadas presentan una inflamación permanente de la mucosa del intestino grueso que puede producir úlceras en la capa interna de la mucosa. La enfermedad suele causar fuertes dolores abdominales y diarrea. En principio, cualquier persona puede desarrollar colitis ulcerosa, suele aparecer entre los 20 y los 35 años de edad y ambos sexos la padecen aproximadamente con la misma frecuencia, de hecho, es la enfermedad inflamatoria intestinal crónica (EIIC) más común, junto con la enfermedad de Crohn.

¿En qué se diferencia de la enfermedad de Crohn?

La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa poseen algunas similitudes. En ambos casos el sistema inmunitario desempeña un papel esencial en la inflamación crónica y las personas afectadas sufren, en algunos casos, graves trastornos digestivos. Ambas enfermedades cursan con brotes intermitentes. En este sentido, la distinción entre colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn puede no resultar fácil. Sin embargo, existen algunas características esenciales por las que se pueden diferenciar.

La colitis ulcerosa afecta solo a dos zonas del tubo digestivo: el colon y el recto. La inflamación se extiende uniformemente afectando a la capa superior de la pared intestinal. Por el contrario, la enfermedad de Crohn puede afectar a todo el tracto digestivo (desde la boca hasta el ano). La inflamación se distribuye por el intestino en forma de “manchas”, encontrándose zonas sanas conservadas. Sin embargo, en las áreas inflamadas todas las capas de la pared intestinal se ven afectadas.

¿Cuáles son los signos de la colitis ulcerosa?

Los signos pueden variar dependiendo de la sección del intestino grueso afectada. El principal síntoma de la enfermedad es, en la mayoría de los casos, una diarrea frecuente, sanguinolenta y a veces mucilaginosa. Las personas afectadas tienen la sensación de que el intestino no se vacía completamente a pesar de ir muchas veces al baño. Además, los pacientes sufren flatulencia marcada y dolores abdominales similares a los cólicos, que afectan principalmente a la mitad inferior izquierda del abdomen. En algunos casos, también pueden aparecer síntomas concomitantes como fiebre, pérdida de peso y agotamiento o cansancio.

¿Cómo se diagnostica la colitis ulcerosa y cómo avanza la enfermedad?

Si la persona presenta estos signos, debe acudir sin falta al médico. El médico le mandará pruebas detalladas (análisis de heces y sangre, colonoscopia), que permitirán establecer el diagnóstico.

La enfermedad avanza en forma de brotes, es decir, hay fases en las que los pacientes sufren trastornos agudos y fases en las que no tienen molestias. La pregunta de cuánto dura un episodio no puede responderse de forma general. En general, la esperanza de vida de los pacientes afectados no difiere de la población normal. Sin embargo, después de un cierto tiempo, el riesgo de padecer cáncer de colon puede aumentar ligeramente, por lo que es aconsejable acudir a revisiones periódicas.

Causas y papel del sistema inmunitario

Las causas de la colitis ulcerosa aún no se conocen completamente. Sin embargo, algunos factores parecen favorecer su aparición. Por ejemplo, la enfermedad se presenta con más frecuencia en algunas familias, lo que sugiere que la colitis ulcerosa es hereditaria: por tanto, los familiares de los pacientes tendrán un riesgo ligeramente mayor de desarrollar la enfermedad.

Además, el estilo de vida (por ejemplo: la dieta o el tabaquismo) y diversos factores ambientales influyen en el riesgo de desarrollar la enfermedad ya que estos también afectan a la mucosa intestinal. La mucosa es una barrera natural que impide que las bacterias locales atraviesen la pared intestinal y lleguen así al flujo sanguíneo. Sin embargo, en los pacientes con colitis ulcerosa esta mucosa es permeable, de modo que las bacterias podrían atravesar la pared intestinal. El sistema inmunitario reacciona a estas y otras sustancias invasoras mediante la liberación de unas sustancias mensajeras llamadas citoquinas. Algunas citoquinas inducen y mantienen la inflamación, mientras que otras la inhiben. Uno de los mensajeros promotores de la inflamación es el factor de necrosis tumoral (TNF) que es responsable también del proceso inflamatorio crónico en la colitis ulcerosa.

La psique también puede influir, ya que el estrés y otras situaciones difíciles afectan al sistema inmunológico y pueden acentuar el desequilibrio existente, lo que puede favorecer la inflamación.

¿Se puede curar la colitis ulcerosa?

La colitis ulcerosa aún no tiene curación. Sin embargo, existen diversas posibilidades de abordaje. El tratamiento debe adaptarse individualmente a cada paciente y dar cabida a distintos enfoques. En las enfermedades crónicas complejas como la colitis ulcerosa, un tratamiento integrativo puede aportar buenos resultados.

Posibilidades terapéuticas

Los brotes agudos se suelen tratar con antiinflamatorios como los aminosalicilatos y la cortisona. Sin embargo, solo algunos de ellos son adecuados para el uso prolongado. En los casos más graves, a veces se utilizan medicamentos inmunosupresores para frenar el sistema inmunitario y, por lo tanto, la reacción inflamatoria. Sin embargo, estos conllevan el riesgo de reacciones adversas graves.

Si bien, el enfoque de limitar la reacción inflamatoria regulando el sistema inmunitario es prometedor y positivo. La microinmunoterapia funciona exactamente de esta manera, con citoquinas y ácidos nucleicos, los mismos mensajeros inmunitarios del organismo, si bien administrados en bajas dosis, para respetar el funcionamiento natural del organismo. En el marco de las enfermedades inflamatorias crónicas, como la colitis ulcerosa, la microinmunoterapia puede integrarse en la estrategia de tratamiento con el objetivo de prevenir de forma selectiva las reacciones inmunoinflamatorias exageradas.

La nutrición en la colitis ulcerosa

En el contexto del tratamiento integrativo, la nutrición tiene una importancia fundamental. En los pacientes con colitis ulcerosa, debido a la aparición frecuente de diarrea y poros en la mucosa intestinal, existe un mayor riesgo de malnutrición. El intestino no es capaz de absorber adecuadamente nutrientes importantes como el zinc, el calcio y las vitaminas D y B12. Esto debilita aún más el organismo y lo hace más vulnerable a nuevos brotes. En general, los alimentos frescos no elaborados industrialmente deberían ser la principal fuente de alimentación de las personas con colitis ulcerosa.

En las fases de recuperación sin diarrea, la alimentación debe consistir, en la medida de lo posible, en alimentos integrales ligeros compuestos por fibra, frutas y verduras, productos integrales finos, proteínas y legumbres. También se recomiendan los alimentos antiinflamatorios con ácidos grasos omega-3 y las bayas que contienen antocianinas. En las fases agudas, la comida debe ser muy ligera y digerible. Los alimentos azucarados deben evitarse completamente durante este periodo, ya que muchas de las personas afectadas desarrollan una intolerancia pasajera.

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