Lo normal es que cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, nos centramos en el cerebro, ese órgano que actúa como centro de control de nuestras acciones, memoria y pensamiento. Sin embargo, numerosos estudios indican una conexión sorprendente entre nuestra microbiota intestinal y nuestro cerebro que podría ser muy importante en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

La microbiota coloniza nuestro intestino con cepas de Escherichia, Lactobacillus, Saccharomyces y Bacillus. Estas son capaces de sintetizar dopamina, GABA, serotonina, histamina y otras moléculas neurotransmisoras que atraviesan la barrera hematoencefálica y llegan hasta el Sistema Nervioso Central (SNC), donde juegan un importante papel en la actividad cerebral. Esta red de conexión bidireccional recibe el nombre de eje microbiota-intestino-cerebro (MGB). En definitiva, se produce una conexión constante entre el SNC y el tracto gastrointestinal (TGI). Profundizar y comprender los vínculos de esta relación es importante para establecer estrategias saludables.

Problemas en la microbiota alteran la función del sistema nervioso central

Un desequilibrio en la composición o funciones de la microbiota intestinal puede tener repercusiones externas al intestino. Un mal funcionamiento de este ecosistema podría estar implicado en enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple e incluso en el autismo.1

Se descubrió en un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington2 que la composición bacteriana de personas mayores con Enfermedad de Alzheimer (EA) es significativamente distinta a la de sujetos sanos. Además, en personas con esta enfermedad, se produce una disminución de los niveles de butirato, un ácido graso de cadena corta con un importante papel antiinflamatorio en el intestino.

Y quizás te preguntarás… ¿Por qué afectan las bacterias del intestino al cerebro? Una de las hipótesis que se plantean en cuanto a los mecanismos que relacionan la microbiota con la EA es el sistema inmunitario, la inmunidad. Y es que estos metabolitos presentes en las bacterias, como es el butirato, pueden introducirse en el flujo sanguíneo y afectar al sistema inmunitario de todo el cuerpo. Como consecuencia de dicha relación, se estaría alterando el funcionamiento del sistema nervioso ya que podría aumentar la inflamación del cerebro y conducir a la progresión de la pérdida cognitiva.

Podemos afirmar entonces que, metabolitos producidos por los comensales intestinales, son imprescindibles en la interacción microbiota-microglía (células procedentes de la médula ósea y que se encuentran en todo el sistema nervioso central).

También hay estudios que defienden que la EA comenzaría en el intestino con la formación de proteínas amiloides (cuya acumulación causa la muerte de células nerviosas) por parte de algunas cepas comensales y posterior migración al SNC.3

La importancia de mantenernos sanos

Al promover un ambiente intestinal saludable, podríamos potencialmente amortiguar o retrasar el desarrollo de estas enfermedades neurodegenerativas. La idea de tratar las enfermedades neurodegenerativas con probióticos, prebióticos o cambios dietéticos personalizados que estimulen una microbiota saludable es muy interesante y está abriendo vías de investigación en cuanto a nuevas soluciones terapéuticas se refiere.4

La alimentación es uno de los principales factores que influyen en la composición de la flora intestinal. Debes priorizar una mayor variedad y cantidad de vegetales, cereales, frutos secos y frutas, lo cual contribuirá a la estabilidad de la microbiota. Las bacterias intestinales se encargarán de digerir la fibra procedente de estos alimentos y producirán ácidos grasos de cadena corta, como puede ser el butirato, mencionado anteriormente, que nos ayudará a reducir la inflamación intestinal.

Igualmente, la gestión del estrés influye también en nuestra microbiota y su permeabilidad. Esto se debe a que el estrés, ya sea físico como psicológico, puede producir una alteración microbiótica que haga que bacterias, toxinas o alimentos a medio digerir tengan paso hacia la sangre y generen una cascada de inflamación y una alteración del funcionamiento del sistema nervioso. Es por ello que el estrés juega un papel clave en el desarrollo de enfermedades como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal o el reflujo gastroesofágico.5

Entonces,  ¿qué podemos hacer al respecto?

Además de adoptar un estilo de vida saludable para que nuestro sistema inmunitario se mantenga sano, debemos abordar el eje intestino-cerebro equilibrando la señalización y los mensajes entre el sistema inmunitario y el sistema nervioso, influyendo así en el balance de neurotransmisores y en la actividad inflamatoria. Y es aquí donde entra en juego la microinmunoterapia.

Esta inmunoterapia a bajas dosis, a través del uso de citoquinas y otras moléculas, incide directamente en el sistema de mensajería y nos ayuda a modular el sistema inmunitario para que este sea capaz de hacer frente a posibles agresiones externas que puedan debilitarlo.

Por otra parte, en el caso de tener que tomar probióticos o prebióticos, si existe un componente de inflamación de bajo grado importante es necesario corregirlo previamente. De lo contrario, la microbiota no estaría receptiva al efecto de estos productos. Tal y como hemos comentado, la microinmunoterapia tiene un rol importante en la actividad inflamatoria, pudiendo reducirla.

Conclusión

La microbiota intestinal y su influencia en las enfermedades neurodegenerativas son un recordatorio de que la salud es un sistema integrado. Cada parte de nuestro cuerpo influye en el todo e influye en que podamos disfrutar de una salud duradera. Considerar nuestro intestino y los factores que lo afectan como un aliado clave en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas, puede ser un paso revolucionario en cómo abordaremos la salud cerebral en el futuro.

Bibliografía

  1. Molinero N, Antón-Fernández A, Hernández F, Ávila J, Bartolomé B, Moreno-Arribas MV. Gut Microbiota, an Additional Hallmark of Human Aging and Neurodegeneration. Neuroscience. 2023 May 10;518:141-161. doi: 10.1016/j.neuroscience.2023.02.014. Epub 2023 Mar 8.
  2. Aura L. Ferreiro et al. Gut microbiome composition may be an indicator of preclinical Alzheimer’s disease.Sci. Transl. Med.15,eabo2984(2023).DOI:10.1126/scitranslmed.abo2984
  3. Lotti-Mesa RL, Gutierrez-Gacel L. The microbiota-gut-brain axis, future therapeutic target in neurodegenerative diseases. Rev Neurol. 2019 Jul 1;69(1):43-44. Spanish. doi: 10.33588/rn.6901.2019159.
  4. Shabbir U, Arshad MS, Sameen A, Oh DH. Crosstalk between Gut and Brain in Alzheimer’s Disease: The Role of Gut Microbiota Modulation Strategies. Nutrients. 2021 Feb 21;13(2):690. doi: 10.3390/nu13020690.
  5. 2023. Eje intestino cerebro, ¿cómo afecta el estrés? Instituto de Microbiología. https://microecologia.es/eje-intestino-cerebro-como-afecta-el-estres/

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