Como ya hemos mencionado en entradas anteriores, los cambios hormonales en diferentes fases de la vida de la mujer afectan al sistema inmunitario. En esta entrada vamos a explicar qué ocurre con el sistema inmunitario respecto a los procesos ligados a la fertilidad: el ciclo menstrual y el embarazo. A modo de resumen, el organismo parece poseer una inteligencia destinada a regular el sistema inmunitario para prepararse para acoger (ciclo menstrual) o albergar definitivamente (embarazo) lo que en realidad es un cuerpo extraño: el futuro bebé. ¿Qué trastornos pueden llevar a la infertilidad?

La conexión entre el sistema inmunitario y las hormonas

Las hormonas femeninas afectan a múltiples procesos fisiológicos del organismo, y no solo regulan funciones reproductoras, ya que sus receptores están localizados en diferentes células y tejidos. Entre las dianas de estas hormonas se encuentran distintas células del sistema inmunitario. Por ello, durante el ciclo menstrual tenemos también un ciclo mensual del sistema inmunitario.

Entre las hormonas femeninas destaca el papel de los estrógenos (principalmente el estradiol) en la regulación del número y función de distintas células del sistema inmunitario así como, por ejemplo, en la producción de ciertas citoquinas. Pueden tener efectos activadores o inhibidores del sistema inmunitario en función del contexto, hecho que ha llevado a contemplar su efecto en función de su concentración y de su expresión en combinación con otros factores, como los niveles de otras hormonas femeninas, especialmente la progesterona1-3. Es decir, el equilibrio hormonal es importante cuando consideramos cómo las hormonas pueden afectar al sistema inmunitario.

¿Cómo varía la función del sistema inmunitario durante el ciclo menstrual?

El ciclo menstrual puede definirse como los cambios recurrentes en el revestimiento del útero y la maduración simultánea de un óvulo en el ovario, así como otros cambios asociados que están controlados por un circuito regulador hormonal. Son diversas las hormonas que controlan las diferentes fases de este proceso, siendo el estradiol (el tipo más activo de los estrógenos) uno de los protagonistas junto con la progesterona, la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo-estimulante (FSH).

  • En la fase folicular, que comprende desde el inicio de la menstruación hasta poco antes de la ovulación y que suele durar 14 días, los niveles de estrógeno y, por tanto, también la función inmunitaria están en su punto más alto. Es así ya que en esta fase, el cuerpo quiere protegernos de los invasores extraños y mantenernos lo más sanos posible.
  • Alrededor del momento de la ovulación (aprox. día 14 del ciclo) los niveles de estrógeno descienden y aumentan gradualmente los niveles de progesterona. Este cambio hormonal desactiva ligeramente el sistema inmunitario. Un proceso natural que evita que las células inmunitarias ataquen al óvulo recién fecundado.
  • Este aumento del nivel de progesterona junto con un ligero incremento del nivel de estrógenos se mantiene durante los primeros días de la fase lútea (que comprende desde la ovulación hasta el inicio de la menstruación). Hacia el final de esta fase, tanto los estrógenos como la progesterona descienden a sus niveles más bajos. Esto vuelve a reducir la función inmunitaria: el cuerpo es ahora más susceptible a las infecciones.

¿Cómo varía la función del sistema inmunitario durante el embarazo?

Durante el embarazo todo el cuerpo femenino se adapta a las «diferentes circunstancias» y el sistema inmunitario también se ve afectado por estos ajustes. Para que el embarazo sea posible, el cuerpo de la mujer debe aceptar el embrión. Ello supone un gran reto biológico ya que el embrión es producto de genes paternos y maternos y, por tanto, la mitad de él está dotado de características «extrañas» al cuerpo de la mujer.

Durante mucho tiempo, los científicos asumieron que el sistema inmunitario de las mujeres embarazadas reducía su actividad para evitar reacciones de rechazo. No obstante, en la actualidad cada vez más estudios demuestran que el sistema inmunitario de la madre favorece activamente la implantación del embrión y el crecimiento del niño. Es decir,  durante el embarazo se desarrolla una tolerancia inmunológica hacia el bebé en desarrollo. Al mismo tiempo, el sistema de defensa debe ser lo suficientemente fuerte como para proteger a la madre y al feto de influencias nocivas. En una entrada anterior describimos en detalle los cambios que sufre el sistema inmunitario durante el embarazo y que tienen también su origen en las variaciones hormonales.

En resumen, durante el ciclo menstrual y el embarazo se producen cambios en el sistema inmunitario para permitir la fecundación y también la implantación y el desarrollo del embrión. Todas estas fases hormonales diferentes y los cambios que provocan en nuestras defensas son un proceso normal, natural y completamente saludable del cuerpo femenino. Es decir, un sistema inmunitario sano es imprescindible para garantizar un buen desarrollo del embarazo y es por ello que en algunos casos de infertilidad se puede sospechar que exista algún problema a nivel de inmunidad.

¿Qué asociación existe entre sistema inmunitario e infertilidad?

En ocasiones, el sistema inmunitario también es el culpable de la infertilidad. La infertilidad de origen inmunológico tiene diferentes formas de manifestarse y puede: 

  • Destruir los gametos 
  • Impedir la implantación del embrión 
  • Provocar abortos espontáneos de repetición

A continuación describimos las principales alteraciones a nivel inmunitario que pueden ser la causa de los diferentes problemas de fertilidad.

Síndrome antifosfolípido (SAF)

Es un trastorno inmune asociado con un porcentaje elevado de fracasos reproductivos y la causa demostrada más frecuente de aborto de repetición.

Los anticuerpos antifosfolípidos son un grupo heterogéneo de autoanticuerpos de tipo IgG, IgM e IgA dirigidos contra diferentes tipos de fosfolípidos y proteínas de unión a fosfolípidos. Suelen aparecer en varias patologías autoinmunes tales como en el lupus eritematoso sistémico, enfermedad mixta del tejido conectivo, vasculitis sistémica, lupus discoide, síndrome de Behçet, poliarteritis nodosa… Provocan un estado de hipercoagulabilidad, desencadenando fenómenos trombóticos a nivel placentario que llevan a la pérdida del embarazo. 

Otros tipos de autoanticuerpos

Aparte de los anticuerpos antifosfolipídicos también existen otro tipo de autoanticuerpos que pueden afectar la fertilidad. Entre ellos se encuentran anticuerpos dirigidos contra el tejido ovárico que dañan los folículos que contienen óvulos y los óvulos en sí y causan una insuficiencia ovárica primaria. También existen anticuerpos contra los propios óvulos, en estos casos las células de defensa se unen a las células germinales y las bloquean impidiendo la fecundación.

Enfermedades autoinmunes

Como hemos explicado, algunos de los autoanticuerpos suelen aparecer en algunas patologías autoinmunes. Aparte de las citadas anteriormente, también la diabetes4,5 y la tiroiditis autoinmune6 reducen la fertilidad. De hecho, estas patologías suelen asociarse a inflamación crónica, y algunos estudios sugieren que la inflamación prolongada puede relacionarse con enfermedades que afectan a la fertilidad, como la endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico, el fallo de implantación y los abortos recurrentes.

Otras causas de infertilidad, como el fallo ovárico prematuro, la endometriosis y el síndrome de ovario poliquístico, pueden incluir componentes autoinmunes.

Infertilidad aloinmune

La disminución de la actividad citotóxica de las células Natural Killer y un aumento de la producción de citoquinas antiinflamatorias, son fundamentales para la viabilidad de la implantación fetal. En los casos de infertilidad aloinmune, las mujeres presentan un número elevado de células NK, que pueden atacar el embrión. Si esto ocurre, existe una alta probabilidad de que el embrión sea rechazado por el organismo en el transcurso del embarazo, es decir, que se produzca un aborto.

Si bien estas alteraciones pueden presentarse en mujeres aparentemente sanas, la esterilidad aloinmune tiene un mayor riesgo de aparecer en mujeres que sufren otros trastornos del sistema inmunitario, como por ejemplo: lupus eritematoso sistémico (LES), artritis reumatoide y vasculitis.

Microinmunoterapia e infertilidad

En resumen, el sistema inmunitario juega un papel fundamental en la fertilidad. Uno de los mayores obstáculos para las diferentes fases del proceso de reproducción (producción de gametos, fecundación, implantación de los embriones y desarrollo de los embriones) es la existencia de un entorno inflamatorio, que puede estar causado por condiciones autoinmunes y otras condiciones proinflamatorias del sistema inmunitario. 

Para minimizar las influencias de estos factores sobre la fertilidad conviene optimizar el entorno interno mediante una nutrición adecuada, una mejora del estilo de vida y una reducción del efecto del estrés, que puede afectar al sistema inmunitario.

En este sentido, la microinmunoterapia, como terapia inmunorreguladora, puede ser también una gran aliada del organismo para controlar el entorno inflamatorio, pues busca disminuir los niveles de mediadores implicados en la inflamación7. También puede ser útil como regulador de funciones celulares esenciales, como aquellas llevadas a cabo por la mitocondria; un orgánulo importante en la inmunidad y el metabolismo celular, en la aporte de energía para la síntesis y transporte de macromoléculas, motilidad celular… La microinmunoterapia puede ser también una herramienta útil como apoyo inmune para hacer frente a los desequilibrios ocasionados por las situaciones de estrés.  

Bibliografía

  1. Taneja V. Sex Hormones Determine Immune Response. Front Immunol. 2018 9:1931. doi: 10.3389/fimmu.2018.01931.
  2. Khan D, Ansar Ahmed S. The Immune System Is a Natural Target for Estrogen Action: Opposing Effects of Estrogen in Two Prototypical Autoimmune Diseases. Front Immunol. 2016 6:635. doi: 10.3389/fimmu.2015.00635.
  3. Straub RH. The complex role of estrogens in inflammation. Endocr Rev. 2007 28(5):521-74. doi: 10.1210/er.2007-0001.
  4. Lin YH, Chen KJ, Peng YS, Chen PC, Yang YH. Type 1 diabetes impairs female fertility even before it is diagnosed. Diabetes Res Clin Pract. 2018 Sep;143:151-158. doi: 10.1016/j.diabres.2018.07.010.
  5. Condorelli RA, La Vignera S, Mongioì LM, Alamo A, Calogero AE. Diabetes Mellitus and Infertility: Different Pathophysiological Effects in Type 1 and Type 2 on Sperm Function. Front Endocrinol. 2018 May 25;9:268. doi: 10.3389/fendo.2018.00268.
  6. Poppe K, Velkeniers B, Glinoer D. The role of thyroid autoimmunity in fertility and pregnancy. Nat Clin Pract Endocrinol Metab. 2008 Jul;4(7):394-405. doi: 10.1038/ncpendmet0846. Epub 2008 May 27.
  7. Floris I, Appel K, Rose T, Lejeune B. 2LARTH®, a micro-immunotherapy medicine, exerts anti-inflammatory effects in vitro and reduces TNF-α and IL-1β secretion. J Inflamm Res. 2018 Oct 29;11:397-405. doi: 10.2147/JIR.S174326.

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