La fibromialgia (FM) o el síndrome de fibromialgia (FMS) es un trastorno complejo, crónico e invalidante que causa dolor y rigidez en los músculos, tendones y ligamentos junto con sueño y fatiga incalmable. Las mujeres forman el grupo con mayor riesgo de desarrollar fibromialgia, ya que su incidencia está relacionada con alteraciones hormonales.
Cuando se combina con otros síntomas que afectan al sistema nervioso como la ansiedad, depresión, insomnio o síntomas físicos como fatiga, trastornos intestinales, etc., puede afectar de forma importante a la calidad de vida del que la padece. Al principio la enfermedad no se suele reconocer, ya que presenta un cuadro clínico muy complejo y diverso que puede manifestarse de forma diferente de un paciente a otro.
Origen de la fibromialgia
Puede existir una predisposición genética, pero es también importante el rol de otros factores, aún no bien conocidos. Además, la enfermedad suele desencadenarse tras un suceso impactante o estresante para la persona. Este puede ser un accidente o la pérdida de una persona cercana, o también una agresión, una enfermedad infecciosa grave, o una intervención quirúrgica.
También sabemos que los pacientes con fibromialgia a menudo padecen secuelas de infecciones víricas pasadas. Los virus tienen la capacidad de poder pasar a un estado de latencia. En este estado, el sistema inmunitario no los reconoce y se pueden reactivar en cualquier momento ante una situación de mayor debilidad inmunitaria. Esto puede ocurrir por un aumento del estrés, por llevar un estilo de vida poco saludable o también por otras infecciones.
También se ha constatado que los pacientes con fibromialgia manejan el estrés de forma diferente que las personas sanas. De hecho, en casos de estrés crónico, existe una interrelación desequilibrada entre el sistema nervioso, hormonal e inmunitario.
¿Cómo se manifiesta?
La fibromialgia es una enfermedad multisistémica que hace que el sistema nervioso central no funcione correctamente. Los afectados padecen una mayor sensibilidad al dolor, la cual describen como un tipo de agujetas o dolores en las extremidades. Las molestias aparecen sobre todo en la zona de transición entre los tendones y los músculos, de ahí que fibromialgia signifique literalmente dolor fibromuscular.
La enfermedad afecta principalmente a las mujeres y se manifiesta, entre otros, con síntomas como trastornos del sueño, dolores en la zona de la cabeza y de la articulación temporomandibular, rigidez muscular, colon irritable, trastornos de la capacidad de concentración y de la memoria, así como manos y pies fríos.
Los signos de la enfermedad se pueden agravar aún más en el caso de padecimientos psicológicos, incluso aunque no se trate de una enfermedad mental.
¿POR QUÉ SE PRESENTA MÁS EN LAS MUJERES?
Según la anamnesis, los trastornos comienzan ya en la juventud, con un síndrome doloroso localizado preferentemente en el esqueleto axial y la enfermedad se desarrolla por completo en las mujeres alrededor de la menopausia.
Las pacientes con fibromialgia reaccionan en las situaciones vitales estresantes de forma especialmente sensible y sus síntomas se intensifican. Algunos estudios muestran que las mujeres tienen aproximadamente siete veces menos serotonina en el cerebro. Esto puede explicar por qué el síndrome de fibromialgia es más común en las mujeres.
Otra teoría afirma que la fibromialgia es causada por cambios bioquímicos en el cuerpo y puede estar relacionada con cambios hormonales o la menopausia. Se debe señalar el denominado síndrome premenstrual, un trastorno que presentan numerosas pacientes con esta enfermedad.
Mejorar la calidad de vida de los pacientes
Algunas recomendaciones generales que pueden aumentar de manera significativa su calidad de vida son:
- Aprender a detectar los factores que mejoran o empeoran el dolor para que sea más fácil controlarlos.
- Intentar controlar emociones y sentimientos negativos ante la enfermedad para que no se cronifiquen y se conviertan en un problema añadido.
- Moderar la actividad ajustándola en lo posible al estado de salud en que uno se encuentre.
- Realizar un ejercicio físico moderado según las posibilidades de cada uno.
- Cuidar las relaciones sociales, comentar con naturalidad el problema pero evitar que sea el centro de la conversación.
- Evitar la automedicación utilizando únicamente los medicamentos que hayan sido recomendados por un doctor.
Como hemos comentado anteriormente, es importante entender que la fibromialgia es un problema multifactorial. Por tanto, para su tratamiento también debemos corregir errores nutricionales, suplir carencias de ciertos aminoácidos, mantener una alimentación alérgena (sobre todo leche y trigo) o realizar un saneamiento intestinal.
La microinmunoterapia puede, en estos casos, integrarse dentro de la estrategia terapéutica del médico como enfoque para aliviar los síntomas de la enfermedad, sosteniendo el correcto funcionamiento del sistema inmunitario y ayudando a mejorar de forma duradera la calidad de vida de los pacientes. Esta inmunoterapia a bajas dosis está compuesta por citoquinas y otros mensajeros inmunitarios cuyo objetivo es activar, reclutar o detener la acción de las células del sistema inmunitario para que este funcione en su óptimo natural.
Y sabiendo que los pacientes con fibromialgia pueden padecer secuelas de infecciones víricas pasadas, esta terapia nos puede ayudar a mantener bajo control la replicación de los virus y luchar contra sus efectos deletéreos en el organismo. También puede modular la respuesta inflamatoria y el dolor, ambos muy presentes en la fibromialgia.