La exposición excesiva al sol es una causa común de enfermedades, especialmente en verano. Esta puede provocar desde una reactivación de virus, como la del herpes simplex (HSV-1), causante del herpes labial, pasando por la inducción de procesos tumorales, como el cáncer de piel a incluso cambios en el sistema inmunitario.

Hoy en día existe toda una nueva rama de la inmunología, llamada fotoinmunología, que estudia los efectos de la luz solar, y en particular de los rayos ultravioleta (UV), en el sistema inmunológico.

Efectos negativos de una elevada exposición al sol

La primera barrera frente la exposición solar es la piel. Es el tejido más vulnerable y sensible frente a los rayos UV. Precisamente, se ha descrito que los rayos solares pueden producir cambios moleculares en el ADN de las células de la piel, haciendo que se vuelvan malignas y favoreciendo, por ejemplo, el desarrollo de melanomas. De hecho, cabe destacar que el 75 % de las muertes relacionadas con el cáncer de piel son por melanomas.

Otro de los descubrimientos que se han hecho en este campo es que el Sol es capaz de activar, en las células de la piel, la producción de mediadores inmunitarios, como citoquinas. Algunas de las citoquinas que se producen regulan el número y la diferenciación de las células T en un subtipo de linfocitos denominados “T reguladores”. Una elevada presencia de estas células está relacionada con fenómenos de inmunodepresión, lo que favorece el desarrollo de tumores y la infección por virus, como el HSV-1.

Efectos positivos de una elevada exposición al sol

Sin embargo no hay que olvidar que una exposición moderada a la luz solar es también beneficiosa, pues permite el correcto funcionamiento de procesos fisiológicos claves, ayuda a mantener una correcta salud ósea y permite la síntesis endógena de vitamina D.

Precisamente, la vitamina D tiene un papel importantísimo en el metabolismo del calcio, favoreciendo la absorción del calcio a nivel del intestino, y la homeostasis de los huesos. Pero además hay que destacar su papel en el sistema inmunitario, pues participa y modula las respuestas inmunitarias innata y adaptativa, con un papel en la supresión de la inflamación y en la generación de linfocitos T reguladores en piel, lo que ayuda a inhibir reacciones autoinmunes en este tejido. Además se ha visto que la deficiencia en vitamina D podría asociarse con un aumento en la susceptibilidad a determinadas infecciones.

Por tanto, queda claro que tomar el Sol es necesario para nuestro organismo, pero que no hay que subestimar los efectos de una exposición prolongada, ya que puede inducir el desarrollo de varias patologías, entre las cuales el cáncer de piel. Así pues, es imprescindible protegerse de una exposición excesiva y concretamente de la radiación UV.

Bibliografía

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