El término estrés es la palabra del signo XXI. Se puede identificar con el modo de vida de nuestras sociedades occidentales, aparentemente modernas, en las que los individuos están sometidos a una gran presión en muchos ámbitos de su vida; esta tensión excesiva, también denominada «estrés», puede ser tanto física como psicológica y tener graves consecuencias.
Si bien un cierto grado de estrés puede ser beneficioso y representar un estimulo inicial para funcionar, el estrés duradero o crónico es una auténtica amenaza para la salud, una enfermedad con sintomatología que conviene controlar y tratar adecuadamente ya que favorece la aparición de numerosas enfermedades.
El estrés y sus efectos sobre el sistema inmunitario
Entre las consecuencias más graves del estrés se encuentra su acción sobre el sistema inmunitario. El estrés deprime la inmunidad alterando la regulación natural del cuerpo, destruye la capacidad defensiva de nuestro organismo y deja la puerta abierta a graves enfermedades. Una de las más importantes alteraciones inmunitarias, deriva del desequilibrio entre el cortisol y la hormona DHEA. El cortisol, gran supresor del sistema inmune liberado por las glándulas suprarrenales, aumenta en situaciones de estrés, mientras que la DHEA, intermedio metabólico con propiedades anti-glucocorticoides, antinflamatorias y neuroprotectoras, suele disminuir; la DHEA además, tiene una acción de bloqueo de la excitotoxicidad. Una relación descompensada entre cortisol y DHEA durante un largo periodo de tiempo, afecta a múltiples sistemas del organismo y eleva la probabilidad de diferentes enfermedades.
Por otro lado, el estrés favorece una exagerada producción de adrenalina (epinefrina), molécula implicada en la aparición de problemas cardiovasculares, obesidad, depresión inmune y cáncer. La adrenalina inhibe considerablemente la expresión del receptor de la IL-2 con la consiguiente disminución de los efectos de esta citoquina, imprescindible en la regulación celular; la adrenalina también causa una disminución en la actividad de las células NK, importantes en la defensa inmunitaria no específica y antitumoral.
Enfoque de la micro inmunoterapia
El estrés, a través de diferentes acciones, puede provocar importantes desequilibrios en sistema inmunitario y aquí es donde puede intervenir la microinmunoterapia.
La micro inmunoterapia, terapia que utiliza citoquinas, factores de crecimiento y ácidos nucleicos específicos en bajas y muy dosis, propone un innovador enfoque: modular el sistema inmunitario para conseguir una óptima respuesta frente al estrés. La fórmula específica de microinmunoterapia tiene como objetivo equilibrar y restablecer la seguridad inmunológica hasta que el periodo de estrés sea superado o reducido a un nivel manejable por el organismo.
Con esto lo que perseguimos es un estado de salud duradera que nos permita enfermar menos y estar sanos durante el mayor tiempo posible.