¿Tu hijo juega al fútbol? Como sabes, moverse es salud y la práctica del deporte es positiva para su desarrollo físico y psíquico. Este deporte es uno de los más populares practicado especialmente por los niños en etapa escolar. Realizado con frecuencia, resulta ser un deporte de larga duración y alta intensidad, alternando con gran cantidad de pausas y acciones de baja intensidad sin un orden establecido. En este post te contamos cómo jugar al fútbol puede afectar al sistema inmune de tu hijo.

Efectos positivos del fÚtbol sobre la inmunidad infantil

Para comenzar, cuando el niño se compromete a practicar un deporte es buen momento para educarle en unos hábitos de vida saludables con una nutrición equilibrada, descanso adecuados y gestión del estrés, según recomiendan sus entrenadores. Todo ello es la base para conseguir unas condiciones físicas que les permitan realizar los entrenamientos y participar en las competiciones. Ya tenemos el primer tanto a favor para que el sistema inmune cuente con las condiciones básicas saludables.1

Por otra parte, la práctica del fútbol mejora la circulación sanguínea, permitiendo que las células del sistema inmune se muevan libremente por el cuerpo y lleguen mejor al lugar donde hacen falta. También estimula la producción de inmunoglobulinas que son anticuerpos que ayudan a neutralizar patógenos como virus, bacterias y hongos que pueden producir infecciones.

Desde el punto de vista psicológico, practicar fútbol puede liberar al niño de la depresión, ansiedad y estrés y también aprender a gestionar el estrés en momentos de tensión. Está demostrado que épocas largas de ansiedad y estrés acumulados suprimen la función inmune y hacen a las personas más vulnerables a posibles infecciones.

El entrenamiento excesivo y la sobreexigencia física deprimen la inmunidad

Sin embargo, también existe la cara B de la moneda. El fútbol de alto rendimiento o practicado a nivel profesional puede tener efectos negativos sobre el sistema inmune al igual que otros deportes realizados de manera intensa. Particularmente en el caso de las cargas de entrenamiento excesivas o competiciones muy intensas. Se puede producir una situación conocida como «ventana abierta», que resulta ser un periodo después del ejercicio extenuante durante el cual la inmunidad del cuerpo puede estar temporalmente disminuida, aumentando el riesgo de infecciones.2

También puede producirse una inflamación crónica de articulaciones u otros órganos del sistema locomotor por entrenamiento excesivo o insuficiente recuperación de lesiones, lo que puede ser perjudicial para la respuesta inmune. La redirección de los glóbulos blancos motivados por los ejercicios intensos pueden disminuir temporalmente la cantidad de glóbulos blancos que son cruciales para combatir las infecciones.3

También el desgaste psicológico por el estrés competitivo, especialmente importante en el fútbol y la presión para triunfar, pueden suprimir el sistema inmune aumentando la producción de algunas hormonas como el cortisol.

¿Qué tener en cuenta en la práctica de deporte en los niños?

Sin duda, crecer en el deporte es importante para que los niños adopten prácticas deportivas desde que son pequeños, que puedan ser beneficiosas para su organismo en general, su metabolismo e inmunidad. Una actividad deportiva como el fútbol, que combina ejercicio aeróbico con cardiovascular, estrategia mental y actividades de coordinación, es un buen ejemplo de deporte con impactos sobre el organismo en general y también sobre la inmunidad. Sin embargo, es importante motivarlos a hacer este ejercicio de forma moderada, regular y divertida y que, por el contrario, no se convierta en un estrés constante por el entrenamiento, un sobreesfuerzo y sobreexigencia o presión por rendir, también habitual en este deporte.

Paralelamente, no hay que olvidar que, en caso de detectar una vulnerabilidad aumentada de los niños a infecciones, lesiones continuadas o periodos de estrés sostenidas en el tiempo durante la ejecución de este deporte, es conveniente revisar las pautas de entrenamiento, asegurar los periodos de recuperación, de sueño y descanso, y detectar otros factores de estrés que puedan estar influyendo en el niño. En caso de lesiones deportivas o infecciones frecuentes que no remiten pese a estas medidas, es posible que haya algún otro desequilibrio inmunitario en juego que haya que corregir. En estos casos, desde una perspectiva de apoyo inmunológico, la microinmunoterapia puede proporcionar a los más pequeños a un apoyo específico para su sistema inmune, de forma suave y respetuosa con su organismo, gracias a su composición en dosis bajas de moléculas inmunitarias.

Bibliografía

  1. Nieman DC, Wentz LM. The compelling link between physical activity and the body’s defense system. J Sport Health Sci. 2019 May;8(3):201-217. doi: 10.1016/j.jshs.2018.09.009. Epub 2018 Nov 16.
  2. Atli M, Aslan M, Emin Kucukoglu M, Temur HB, Taskin A, Celik H. Peripheral lymphocyte DNA damage and oxidative status in football players after a three-day football tournament. Intern Med. 2013;52(2):213-7. doi: 10.2169/internalmedicine.52.7861. Epub 2013 Jan 15.
  3. McGuire A, Warrington G, Doyle L. Prevalence of low energy availability and associations with seasonal changes in salivary hormones and IgA in elite male Gaelic footballers. Eur J Nutr. 2023 Jun;62(4):1809-1820. doi: 10.1007/s00394-023-03112-0. Epub 2023 Feb 26.

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