Caracterizado por la aparición de erupciones cutáneas en unas o más partes del cuerpo, el herpes zóster puede definirse clínicamente como una dermatosis aguda, causada por el virus VVZ (Virus Varicela-Zóster), el mismo que provoca la varicela.
El virus de la varicela zóster (VZV) causa una infección primaria conocida como varicela. Una vez curada la varicela, el virus migra de las lesiones en la piel, a través de las células nerviosas, a los ganglios sensitivos, donde se vuelve latente. El sistema inmune lo mantiene bajo control, pero puede reactivarse cuando disminuye la vigilancia inmunitaria (edad avanzada, estrés, ciertos cánceres, infecciones, enfermedad neurológica, mononucleosis, sida, leucemia…).
Este se manifiesta siempre de la misma manera: una erupción localizada con vesículas dispuestas sobre una placas enrojecidas que generan picazón intensa y sensación de quemadura. Estas lesiones se sitúan en el trayecto de un nervio sensitivo, por un solo lado del cuerpo y la gravedad de los síntomas depende de la localización del trayecto nervioso que ha decidido recorrer: En más de la mitad de los casos, el herpes zóster se localiza en la parte superior del cuerpo, en el tórax, la espalda, a lo largo de una o más costillas (se habla de herpes o zona intercostal). Y en 20% de los casos, el herpes zóster se aloja en los nervios craneales, tocando la zona de los ojos (herpes oftálmico) o de las orejas (herpes óptico), donde puede ser fuente importante de complicaciones.
¿Es contagioso el herpes zóster? Se puede decir que no es contagioso en sí mismo, no obstante, cuando una persona que nunca ha tenido la varicela entra en contacto con otra aquejada por un herpes zóster, en particular, con el contenido de las vesículas herpéticas, puede desarrollar varicela. Este contagio es peligroso no solamente para las personas inmunodeprimidas sino también para los recién nacidos y las mujeres embarazadas (peligro para el feto).
Neuralgia Postherpética
A partir de la aparición del herpes zóster, podemos destacar 3 fases de dolor:
- La fase de dolor agudo, que puede manifestarse incluso antes de la aparición de la erupción.
- La fase de dolor subagudo, que abarca cualquier molestia tras la cicatrización de la erupción.
- La fase de neuralgia postherpética (NPH), que consiste en el dolor documentado durante mínimo 90 días tras la aparición de la erupción1.
Las complicaciones de este virus pueden ser dermatológicas, neurológicas, oftalmológicas o viscerales. Incluso, hay que tener en cuenta que con la edad se producen cambios en el sistema inmunológico, como la inmunosenescencia, que favorecen o aumentan el riesgo de la aparición de un herpes zóster. Además, la presencia de otras enfermedades ligadas al envejecimiento favorece también una bajada de las defensas y la reactivación del virus. Las personas que padecen inmunopatologías o están en tratamiento de quimioterapia también sufren un mayor riesgo de reactivación viral, independientemente de la edad.
Con la edad, aumenta también el riesgo de padecer neuralgia postherpética, la complicación más común. Se trata de una enfermedad que se caracteriza por un dolor intenso, como consecuencia del daño producido en los nervios sensoriales, causado por el ataque del virus. Este dolor es neuropático, intermitente y no correlacionado con estímulos externos2.
Otras complicaciones
Pueden ocurrir otras complicaciones, tanto en el dermatoma afectado como en otros lugares, aunque son menos comunes.
Una reactivación viral en la rama del nervio oftálmico V1 produce Herpes Zóster Oftálmico (HZO). Las complicaciones oculares típicas del HZO se suelen producir por un error en el diagnóstico, debido a la presencia del virus pero no de la erupción visible. Entre esas complicaciones encontramos inflamación del iris o el síndrome del ojo seco (queratoconjuntivitis). Las complicaciones neuro-oculares son menos comunes, pero pueden derivar en enfermedades como oftalmoplejía o ptosis. El daño neuronal comienza antes de que aparezca la erupción característica y por lo tanto antes de que se inicie el tratamiento antiviral3.
Una complicación grave es la diseminación del herpes zóster, principalmente en pacientes inmunodeprimidos. Se caracteriza por la presencia de vesículas que se extienden más allá de la distribución del dermatoma afectado, con el potencial de afectar a otros órganos como pulmones, cerebro o riñones. Estas lesiones pueden hacerse hemorrágicas y necróticas, haciendo la condición potencialmente letal5.
Finalmente destacamos el síndrome de Ramsay Hunt, que genera parálisis del nervio facial VII periférico acompañada de una erupción vesicular en el oído acompañado de irritación, inflamación y lesión del nervio4, y es provocado también por la acción del virus varicela-zóster.
Herpes zóster y microinmunoterapia
Con una intervención enfocada a los procesos de regulación del sistema inmunitario celular y humoral, la microinmunoterapia puede ser utilizada en casos de infecciones por el virus VVZ tanto en niños como en adultos y personas mayores. Los objetivos del tratamiento serán múltiples y podrán ayudar a la vez a disminuir la replicación viral, limitar la extensión de la erupción cutánea, reducir su duración, evitar la difusión de la infección a otras zonas del sistema nervioso y prevenir las complicaciones resultantes de la infección, como neuralgias postherpéticas.
Bibliografía
- Johnson, R. W., et al. (2015). Herpes zoster epidemiology, management, and disease and economic burden in Europe: a multidisciplinary perspective. Therapeutic advances in vaccines, 3(4), 109-120.
- Johnson, R. W., & Rice, A. S. (2014). Postherpetic neuralgia. New England Journal of Medicine, 371(16), 1526-1533.
- Drolet M., et al. (2010). Predictors of postherpetic neuralgia among patients with herpes zoster: a prospective study. The Journal of Pain, 11(11), 1211-1221.
- Opstelten W., Mauritz J. W., de Wit N. J., van Wijck A. J., Stalman W. A., & van Essen G. A. (2002). Herpes zoster and postherpetic neuralgia: incidence and risk indicators using a general practice research database. Family practice, 19(5), 471-475.
- Rommelaere M., Marechal C., Yombi J. C., Goffin E., & Kanaan N. (2012). Disseminated varicella zoster virus infection in adult renal transplant recipients: outcome and risk factors. In Transplantation proceedings 44 (9), 2814-2817.
2 comentarios
SOY PORTADORA DE HERPES, TENGO 75 AÑOS Y LO QUE HE LEÍDO ME AYUDÓ MUCHO. PIENSO QUE AHORA LA GENTE ME CREA Y EL MÉDICO TAMBIÉN. Elisa- PONTA GROSSA -Pr BRASIL. Gracias.
Hola Elisa,
nos alegramos que la lectura de nuestro post le haya ayudado. Le animamos a seguir navegando en nuestra web.
Saludos,