La enfermedad de Lyme es una patología de origen bacteriano, causada por la infección con alguna de las especies del género Borrelia, normalmente Borrelia Burgdorferi, de ahí que también se llame a esta enfermedad borreliosis. La transmisión de la enfermedad se realiza a través de la picadura de una garrapata infectada con la bacteria, por lo que el contagio suele producirse en zonas rurales y más habitualmente en verano. Su incidencia ha aumentado en los últimos años, especialmente en el norte de España1,2.
Sintomatología de la enfermedad de lyme
Las manifestaciones clínicas son muy variadas. Al inicio de la picadura pueden aparecer síntomas pseudogripales y un enrojecimiento de la piel en forma de diana que se expande en la zona de la picadura, lo que se denomina un eritema migratorio. Semanas o meses más tarde pueden aparecer cuadros de gran variabilidad clínica, relacionados con la diseminación de la infección, entre ellos afecciones dermatológicas (nuevos eritemas), articulares, neurológicas, cardiovasculares, etc. Años después de la picadura de la garrapata pueden aparecer incluso síntomas crónicos. Los más frecuentes son de carácter reumatológico (ej. artritis crónica, principalmente en rodillas), neurológicos, con afectación de la memoria, y atrofia cutánea, normalmente en dorso de manos pies y rodillas1,3.
La enfermedad de Lyme y el sistema inmune
El estudio de Tunev4 ha profundizado sobre el comportamiento del sistema inmune frente a la infección. La bacteria es capaz de evadir la respuesta del sistema inmune, acumulándose en los ganglios linfáticos y manipulando la respuesta inmune de las células B a su favor, para protegerse y continuar en el organismo del huésped.
Diagnóstico y tratamiento
Dado que no siempre se es consciente de la picadura de la garrapata o ésta se coloca en un lugar de difícil visibilidad, se realiza el diagnóstico basándose en los signos clínicos y de manera indirecta mediante serología, es decir, evidenciando la presencia de anticuerpos frente a Borrelia.
En cuanto al tratamiento, dado que es una patología de origen bacteriano se utilizan principalmente antibióticos, sobre todo en la fase temprana de la enfermedad. Además se pueden aplicar otros tratamientos adecuados al tipo de síntomas que pueden aparecer (dérmicos, reumatológicos etc.).
En el marco de la enfermedad de Lyme, la microinmunoterapia puede utilizarse como refuerzo de la inmunidad específica frente a infecciones. El uso de sustancias inmunomoduladoras, como citoquinas y ácidos nucleicos, en bajas dosis (low doses) hacen a la microinmunoterapia un tratamiento integrable en toda estrategia terapéutica y compatible con otros tratamientos.
Bibliografía
- Escudero-Nieto, R. & Guerrero-Espejo, A. Enfermedades producidas por Borrelia. Enferm. Infecc. Microbiol. Clin. 23, 232–240 (2005).
- Vázquez-lópez, M. E. et al. Epidemiología de la enfermedad de Lyme en un área sanitaria del noroeste de Espa na. 29, 213–216 (2015).
- Elena, M., Meléndez, G., Taylor, C. S., César, J. & Alanís, S. Enfermedad de Lyme : actualizaciones. 84–95 (2014).
- Tunev, S. S. et al. Lymphoadenopathy during Lyme Borreliosis Is Caused by Spirochete Migration-Induced Specific B Cell Activation. PLoS Pathog. 7, e1002066 (2011).
Otros recursos: http://espanol.arthritis.org/espanol/disease-center/lyme/.