En ocasiones, las situaciones de desequilibrio hormonal y metabólico, mantenidas durante un tiempo prolongado en el organismo, pueden dar lugar a un estado de inflamación silenciosa o crónica. Se denomina así porque se produce de manera latente y en ocasiones subclínica.

Sin embargo, aunque en un primer estadio no existen señales o síntomas, se está descubriendo que este tipo de inflamación es un componente habitual en un gran número de patologías degenerativas que afectan a distintos sistemas (cardiovascular, nervioso, endocrino, etc.). Profundamente relacionado con este hecho se encuentra la mitocondria y una alteración en su funcionamiento.

¿Qué es la mitocondria?

La mitocondria es un orgánulo muy importante que contienen las células y que se encarga de producir la energía necesaria para todos sus procesos vitales, además de otras funciones relacionadas con el metabolismo de carbohidratos y lípidos. La mitocondria se relaciona también con otros procesos importantes, como la regulación del metabolismo oxidativo a través de la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y la apoptosis o muerte celular programada, necesaria para la renovación celular. Desequilibrios en estos mecanismos pueden ser causa de multitud de enfermedades.

Inflamación silenciosa y función mitocondrial

En situaciones de inflamación crónica o mantenida durante mucho tiempo, la mitocondria puede verse superada en su capacidad de alimentar y regular a la célula, impidiéndose así la correcta regeneración tisular y produciéndose un daño en el órgano afectado. Al mismo tiempo, desequilibrios en los procesos mencionados, como la producción de ROS, favorecen que la inflamación se vaya retroalimentando. Si esta situación afecta a las células del sistema inmune, estas dejan de funcionar correctamente y de protegernos como deberían ante virus, bacterias, alérgenos, etc.

Cuando esto ocurre es recomendable establecer un conjunto de estrategias encaminadas a favorecer la producción de energía celular mediante cambios en el estilo de vida. Ejemplos de ello son la reducción del estrés, asegurar un sueño en calidad y cantidad necesarias, mejorar la alimentación con la cantidad necesaria de fruta y verdura, realizar ejercicio físico moderado, etc.

Apoyando todo lo anterior, la microinmunoterapia puede favorecer la recuperación mitocondrial en estas situaciones con el objetivo de mejorar la síntesis de energía y disminuir el estado inflamatorio y la formación de radicales libres.

Bibliografía

  1. González Fraguela, María E.; Robinson Agramante, María de los Ángeles; Serrano Sánchez, Teresa, et al. Indicadores de estrés oxidativo e inmunológicos en pacientes con enfermedad de Alzheimer. Arch. Neurocien. (Mex., D.F.) [online]. 2004, vol.9, n.1 ,pp.3-10.
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