La obesidad es un factor de riesgo para la diabetes de tipo 2. Nuevos estudios indican que ambas patologías cursan con un estado inflamatorio crónico de bajo grado con alteraciones en la respuesta del sistema inmunológico. Es más, se ha mostrado que niveles elevados de ciertas proteínas relacionadas con la inflamación como la interleuquina 1 o la proteína C reactiva (PCR) son predictivas del posible desarrollo de la diabetes de tipo 2.

¿Cómo están relacionados todos estos procesos? ¿Y qué papel juega nuestro estilo de vida en ello? Antes de responder a estas preguntas describiremos de forma breve en qué consiste la diabetes de tipo 2.

¿Qué es la diabetes de tipo 2?

Se trata de una enfermedad en la que hay altos niveles de azúcar (glucosa) en la sangre. Esto se debe a que estos pacientes no producen suficiente insulina o su cuerpo no puede utilizar de forma adecuada esta hormona, lo cual se conoce como resistencia a la insulina. La insulina se produce en el páncreas por las llamadas células beta y su función es la de favorecer la asimilación de la glucosa en diferentes células con el fin de almacenarla como fuente de energía.

La diabetes tipo 2, a diferencia de la diabetes tipo 1, es más frecuente en personas de mediana edad y ancianos. Aunque también puede diagnosticarse a cualquier edad. ¿Y a qué se debe? Los principales factores que contribuyen a su desarrollo son la obesidad, la falta de actividad física y la genética e historia familiar.

Síntomas más frecuentes

Para muchas de las personas afectadas puede resultar difícil saber que sufren esta enfermedad porque normalmente no presentan síntomas o estos son muy leves. En caso de tenerlos, estos pueden ser:

  • Aumento de la sed y la micción.
  • Aumento del hambre.
  • Cansancio.
  • Visión borrosa.
  • Entumecimiento u hormigueo en los pies o las manos.
  • Llagas que no cicatrizan.
  • Pérdida de peso sin causa aparente.

Obesidad, inflamación, resistencia a la insulina: Implicación en la diabetes de tipo 2

En primer lugar, hay que destacar que la obesidad y las enfermedades asociadas como la diabetes son consecuencia principalmente de malos hábitos alimenticios (alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares refinados) y la inactividad física.

La obesidad se define como un exceso de grasa corporal o tejido adiposo. Las células que forman el tejido adiposo, los adipocitos, tienen como función almacenar energía en forma de grasa (lípidos). En personas obesas, la acumulación excesiva de lípidos en los adipocitos conduce a un aumento de su tamaño y a una desregulación en las sustancias que estos producen, dando lugar a un proceso inflamatorio. En este proceso participan diferentes células del sistema inmune, principalmente los macrófagos, que se infiltran en el tejido adiposo. Estos macrófagos liberan grandes cantidades de citoquinas como la interleuquina 1 o el factor de necrosis tumoral alfa que inducen la inflamación. Esto provoca el reclutamiento de más células inmunes al tejido adiposo, llevando a una producción excesiva de citoquinas proinflamatorias.

Al mismo tiempo, personas obesas presentan una reducción en la secreción de citoquinas antiinflamatorias, las responsables de controlar el proceso inflamatorio. Si este persiste, puede tener graves consecuencias sobre nuestra salud. Así pues, se sabe que las citoquinas proinflamatorias pueden interferir con las vías de secreción y acción de la insulina, provocando resistencia a la insulina y posteriormente diabetes de tipo 2.

¿Cómo nos puede ayudar la microinmunoterapia?

Sabemos que la diabetes no tiene curación, pero hay ciertas pautas y tratamientos que pueden controlar la enfermedad.

Por una parte, es esencial incorporar hábitos saludables en nuestro día a día, tanto a nivel de ejercicio como de alimentación. Limitar la ingesta de hidratos de carbono y aumentar el consumo de fibra nos ayudará a mantener los niveles de glucosa en los límites deseados. También se recomienda reducir la ingesta de almidón (patatas, arroz, maíz…) y alimentos grasos, además de comidas ultraprocesadas.

Es importante controlar la presión arterial y el colesterol y, si es el caso, dejar de fumar.

Y, por otra parte, abordar un enfoque terapéutico integrativo que tenga en cuenta la salud del paciente en su totalidad, evitando centrarse solamente los síntomas de la enfermedad. En pacientes con diabetes, se da un proceso inflamatorio que puede debilitar el sistema inmune y, por ende, favorecer la aparición de otras patologías. Para evitarlo y poder recuperar su correcto funcionamiento, la microinmunoterapia puede ser un buen aliado.

Hablamos de microinmunoterapia como una terapia de inmunomodulación a bajas dosis que utiliza citoquinas y otras moléculas endógenas para restablecer la función inmune y protegernos frente a patógenos o agentes externos. Lo que persigue en este caso es bloquear la respuesta inmune, controlando así el proceso inflamatorio que se produce en los casos de diabetes.

Bibliografía

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